El blanqueamiento dental es un tratamiento dental estético que logra reducir varios tonos el color original de las piezas dentales, dejando los dientes más blancos y brillantes. En el blanqueamiento dental se utilizan agentes químicos y, estos agentes químicos están elaborados con el fin de no dañar o alterar, la estructura básica de los dientes.

Las personas están mucho más interesadas en tener los dientes bonitos y muchas consideran que es una necesidad tanto para triunfar en la vida profesional como social.

El blanqueamiento de los dientes permite eliminar la mayoría de las manchas producidas por medicamentos como las (tetraciclinas) o bien por causas extrínsecas como el té, café y otras infusiones, cigarrillos y vino tinto, entre otras sustancias y alimentos.  Sin embargo, no todas la manchas u oscurecimientos dentales son eliminables o mejorables a través del blanqueamiento dental y pueden requerir de otro tipo de tratamientos odontológicos estéticos como el uso de carillas de porcelana o fundas.

Las técnicas de blanqueamientos se basa en la aplicación de agentes químicos, que por lo general es el peróxido de hidrogeno, peróxido de carbamida en diferentes concentraciones, lo cual forma una reacción de oxidación en el esmalte produciendo el resultado de cambio de coloración del esmalte dental.

El blanqueamiento dental ofrece unos resultados maravillosos, dejando los dientes con el tono de color deseado, pero no es un tratamiento que dura de por vida.

¿Porqué no es un tratamiento de por vida?  Por la sencilla razón de que nuestros dientes están constantemente expuestos a sustancias que van tiñiéndolos con el paso del tiempo, alterando su color. El tabaco, el café , el té…, continuarán manchando los dientes después del blanqueamiento de forma natural, ya que contienen sustancias que tiñen los dientes es pequeñas dosis.

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